En 1987, Rudy Beckers instaló el primer sensor de proximidad del mundo en su Mazda 323. De este modo, su esposa nunca más tendría que bajarse del coche para dar indicaciones.
Obtuvo una patente sobre su invento y fue reconocido oficialmente como inventor en 1988. A partir de entonces tuvo que pagar 1.000 francos belgas al año, lo que hoy equivale a unos 25 euros, para conservar el derecho exclusivo y la posibilidad de vender su invento más adelante.Sin embargo, en un momento se olvidó de pagar, por lo que otros pudieron utilizar la patente de forma gratuita.Rudy no ganó nada con su invento, pero seguirá siendo conocido como el inventor de los sensores de aparcamiento.
Hora de publicación: 03-dic-2021